Estas semanas he estado meditando que facilmente nos olvidamos de las lecciones que nos ha dado la naturaleza y de los consejos que hemos recibido de los siervos del Señor, especialmente considerando el lugar geográfico en donde vivimos. Entonces se me viene la mente la pregunta ¿estamos preparados como SUD ante un terremoto u otra emergencia de gran magnitud?.
De un Curso Geográfico del Mar de la Pontificia Universidad Católica he extraído la siguiente información:
Nuestra geografía local
Por ser un país ribereño del Pacífico, la generación de tsunamis en Chile esta asociada a la ocurrencia de grandes terremotos. Lo anterior se explica por la posición geográfica de nuestro territorio, en una costa de subducción (fosa chileno-peruana), donde convergen las placas tectónicas de Nazca y la Placa Americana. Así, nuestro país es una de las regiones de mayor sísmicidad en el mundo.
História sismica local
La historia sísmica de la costa chilena registra más de 30 sismos de magnitud superior a 7.5 en la escala de Richter. Esta realidad geotectónica convierte a Chile en una zona favorable para la generación de tsunamis. Desde 1562 a la fecha, se posee información de 35 tsunamis de origen cercano a nuestras costas, los cuales han generado daños de diversas magnitudes.
En la ciudad de Arica han ocurrido de manera cíclica destructores terremotos que han sido generadores de tsunami. Los últimos de mayor magnitud han sido los acontecidos en 1868 y 1877. Ambos sismos fueron de magnitud 8.5 (Richter) y generaron devastadores tsunamis grado 4 en la escala de Inamura.
Espero que estos antecedentes nos hagan reflexionar acerca de cómo está nuestra preparación personal ante los acontecimientos que han ocurrido y que podrían volver a ocurrir, y no sólo en nuestra ciudad sino que en cualquier otra parte del mundo. Como dijo el Presidente Hinckley: "Los que leemos las Escrituras y creemos en ellas nos damos cuenta de las amonestaciones de los profetas en cuanto a las catástrofes que se han llevado a cabo y que aún están por suceder". Entonces ... si estáis preparados, no temeréis (D. y C. 38:30).
Espero que estos antecedentes nos hagan reflexionar acerca de cómo está nuestra preparación personal ante los acontecimientos que han ocurrido y que podrían volver a ocurrir, y no sólo en nuestra ciudad sino que en cualquier otra parte del mundo. Como dijo el Presidente Hinckley: "Los que leemos las Escrituras y creemos en ellas nos damos cuenta de las amonestaciones de los profetas en cuanto a las catástrofes que se han llevado a cabo y que aún están por suceder". Entonces ... si estáis preparados, no temeréis (D. y C. 38:30).
Por Alex Vargas M.
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