Desde el año pasado que estoy participando en el centro de alumnos de mi carrera (Ing. Comercial) y cuando este año nos correspondio organizar el tradicional "mechoneo" pensé en hacer algo diferente, algo que no denigrara ni hiciera sufrir a los nuevecitos que ingresan a la universidad. Así que propuse hacer una actividad de servicio y esta idea tuvo muy buena acogida. Nos organizamos con los otros centros de alumnos de la facultad, reunimos el dinero sin mandar a los mechones a pedirlo a las calles, nos conseguimos algunas donaciones y hechamos manos a la obra, o como decimos en la iglesia "manos que ayudan".
Escogimos la escuela rural básica de Gallinazo que está compuesta por sólo 10 alumnos y dos profesoras. Al principio les hicimos a los niños algunos juegos recreativos, luego les llevamos a conocer el museo de Azapa y a disfrutar de unas ricas amburgesas y papas fritas en el Mc Donald's. Mientras tanto en la escuela trabajamos animosamente en distintas áreas, y el resultado final fue: la limpieza completa de la escuela, el pintado con alegres colores en el portón de entrada, en las piedras y en todos sus desteñidos juegos recreativos, arreglamos los surcos de los pocos árboles que tienen, cambiamos la malla que da sombra a la única sala que hay, instalamos espejos en los baños y colgadores de toalla y, le construimos una cancha de baby futbol.
La mayor recompensa que todos recibimos fue ver las sorprendentes y felices caras de estos niños que ahora podrán disfrutar de un mejor lugar para estudiar y jugar. Además, he recordado algunas importantes lecciones en esta actividad:
1- Nuestra influencia como miembros de la iglesia puede ser poderosa para ayudar a ser de este mundo un poco mejor.
2- En cuanto lo hicísteis a uno de estos mis hermanos más pequeños a mi me lo hicisteis. Lo dijo el Salvador.
3- Si hay algo bello, virtuoso, de buena reputación o digno de alabanza, a esto aspiramos. (Artículo de Fe nº 13)
Alex Vargas M.
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